martes, 13 de septiembre de 2016

CUADERNO DE BITÁCORA 6

Toca despedirse del campo/campamento, toca decir adios a personas que son ya AMIGAS, toca lidiar con la frustración de lo mucho que queda por hacer, y el vacío que sentimos dejándoles aquí, con lluvia dentro de las haimas, con la incertidumbre de no saber que va a ser de sus vidas y de su futuro, con la rabia de saber que la NO noticia deja indiferente a demasiada gente. Toca reposar todas las sensaciones.
Ayer vivimos momentos polarizados. A la mañana todo era un Caos y un desastre, comenzó a llover mucho y no teníamos sistemas para protegerles ni ayudarles. Pusimos bolsas de plástico a modo de chubasquero, cinta americana para tapar agujeros en las tiendas, y nuestra mejor sonrisa para desdramatizar cuando en el fondo todxs estábamos pensando en cómo van a pasar el invierno. Aun con todo a alguna se nos notaba la preocupación, y fueron ellos y ellas quienes nos calmaban y decían "no os preocupeis, estaremos bien". Así son estas personas a las que les cerramos las puertas.


Fue un momento de mucha rabia e impotencia, que finalmente fue compensado con una comida de despedida que nos ofreció mi buen amigo Mehmoud y su familia. Volví a sentir lo mismo que el primer día al llegar: admiración y profundo respeto, una mesa improvisada en el suelo con la mejor comida que han podido conseguir, un agradecimiento sincero y mucha hospitalidad. Una comida que terminó con el patriarca cantando y tocando el tamboor, y las niñas bailando, peinándonos y dándonos mimos como manera de despedirnos. Así son estas personas a las que les cerramos las puertas.

Luego a la tarde en el campo sabían que unos cuantos de nosotros y nosotras estábamos a punto de terminar nuestro trabajo, y entre alguna que otra lágrima y regalo, nos ofrecieron una maravillosa fiesta de despedida donde árabes, kurdos y afganos cantaron juntos y tocaban sus instrumentos. Son 3 grupos sociales muy distintos, con redecillas históricas, pero mostrándonos a todos y todas que el entendimiento es posible desde el respeto. Y si, así son estas personas a las que les cerramos las puertas.
Cuesta decir adios, la verdad. Pero mas aun cuando te das cuenta de que para ti es solo una despedida, pero para ellos y ellas es una despedida más. Que llevan casi 5 años despidiendo a gente que se muere en la guerra o en la huída, gente que se refugia en otro campo o país, o gente de la que sencillamente no han vuelto a saber nada. Y llegamos nosotrxs y cada pocas semanas toca volver a despedirse de alguien a quien aprecian... Y me parece importante tenerlo en cuenta, poder anticiparlo y hacerlo con mucho mimo. Pero aun asi, es duro.
Sin embargo me quedo con todo lo positivo, lo mucho que he aprendido de estas personas, los momentos tan divertidos, el cariño recibido, la ilusión que me han devuelto, la satisfacción del trabajo bien hecho, y las pilas cargadas para volver a la lucha.
Echaré mucho de menos a mis chicas, charlar con la gente del campo, tomar te con ellos, a mis superwomen del yoga y las abdominales, e incluso creo que echaré de menos que me llamen "my friend" de manera repetitiva y a todas horas cada vez que andas.
Y por terminar, a mis compañeros y compañeras de viaje, GRACIAS!!! Gracias por vuestra dedicación, ilusión y motivación, gracias por el acogimiento y los cuidados, gracias por las largas jornadas llenas de sonrisas, gracias por las lágrimas compartidas, gracias por hacerme sonreir cada día, gracias por la lucha. Ahora toca seguir con el trabajo, toca contar al mundo lo que está sucediendo. Sois muy grandes!!!! OPEN THE BORDERS

No es solidaridad, es justicia social.

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