El invierno comienza a aparecer en el campo de refugiados de
Filippiada donde viven cerca de 89 familias (450 personas). Las jaimas donde
viven a penas estaban preparadas para el verano con el calor, imaginaos si
empieza a llover. Otro punto desfavorable es que las jaimas están situadas en
una montaña, es decir, tiene inclinación y al bajar la lluvia , las últimas
jaimas quedan más perjudicadas. Cuando hace cerca de un mes le preguntamos a
ACNUR (que es la única competencia que puede solucionar este problema) por la
solución para el invierno, uno de los responsables dijo “construiremos casas
pero no pasarán el invierno en las jaimas”. De momento no hay rastro de que
estén preparando nada para el invierno y todo a punta a que a los refugiados le
espera una larga y dura temporada invernal. Ojalá me equivoque.
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